Ir al contenido principal

CAPÍTULO 9: DE CÓMO FUE PASANDO EL TIEMPO





Aquella mañana, a pesar de todo lo aca­e­cido, seguimos pedaleamos con tranqui­li­dad deján­donos llevar por el bonito paisaje. Era una hermosa zona de típicas casas holan­desas e in­mensos campos verdes. Nos olvidábamos del pro­ble­ma excepto cuando reaparecía como un gran do­lor de cabeza. Tratando de olvidarlo el ca­mino hi­zo el res­to. Hacer camino es como meditar, es como el arte de la contemplación, y en Holanda te pasa mu­cho eso: no dejas de contemplar. Así que continuamos peda­le­ando sin saber hasta cuan­do. Ya sabíamos que no nos llegaría el dinero para lo que que­­daba de viaje porque nos faltaría comprar los bi­lletes de vuelta, facturar las trikes y comer y dor­mir durante más de quince días. Era mi­sión im­posible, pero no­sotros se­guíamos pedaleando atra­pados en nues­tra aventura. Sólo estábamos de­jando pasar el tiempo, parecía que no nos atre­ví­a­mos a hacer otra cosa, o por lo menos no lo haríamos hasta que nos quedásemos sin dinero otra vez. Su­pongo que lo fuimos olvidando inconscientemente.
Por otro lado Amelie se lo estaba pasando ge­nial, se en­contraba muy a gusto en su remolque y Holanda ofre­cía la posibilidad de parar en cual­quier lugar para ver animales o simplemente para co­rrer y jugar un poco. ¡Y eso a ella le encanta!
Estábamos ya a pocos kilómetros de Rotter­dam, una cuidad que nos llamaba la atención cuando la veíamos en el mapa y que queríamos descubrir. Paramos a comer a las afueras, en un local en el que desde su mostrador puedes elegir la comida que quieres y te la preparan en el momento para llevar o tomar allí. Era como una charcutería con un montón de salchi­chas de todos los tamaños.
Comimos bajo la atenta mirada de los dueños del local, una familia con una niña muy parecida a la nuestra y, después de recoger nuestras cosas, ya con las barrigas llenas, continuamos nuestro camino.
Amelie siempre aprovechaba para dormir la siesta al aca­bar de comer y en esta ocasión no fue la excepción.
A las afue­ras de Rotterdam teníamos dos po­si­bilidades: seguir la ruta LF2a Stedenroute, bien se­ña­lizada y dando un rodeo con posibilidad de ver más ciudad o atajar por el centro directa­mente hasta el mar. Por seguridad optamos por conti­nuar por la ruta que teníamos marcada sin saber lo que eso nos consumiría en tiempo.
Rotterdam es una ciudad que en su área me­tropolitana cuenta con más de dos millones y me­dio de habitantes y tiene el puerto más grande de Eu­ro­pa. Al adentrarnos en ella nos pareció increíble. Era una cuidad inmensa, con mucho tráfico, tanto de co­ches como de bicicletas. Los edificios eran altos y mo­­der­nos. Avanzamos por una ciudad que parecía no aca­barse más, en la que teníamos que parar continua­mente en los semáforos y pasos de peatones haciendo que el día fuese in­terminable, y eso que la planificación de las vías, aceras y carriles para bi­ci­cletas era perfecta. Todo estaba perfectamente sin­cro­nizado, como diseñado por ordenador.
A pesar de los pequeños contratiempos el ca­mino mereció la pena: a un lado veíamos los mo­der­nos edificios y al otro, y paralelo a nuestra ruta, el in­menso puerto con un tráfico marítimo intenso.
Después de pedalear casi toda la tarde vimos, al fin, el puente que nos alejaría de Rotterdam y deseamos que ése fuera, pues nos habí­a­mos he­cho ilu­siones con otros tras re­correr parte del río por toda la orilla. Pero ése era. Fue una ex­pe­riencia subir una cuesta en Holanda y al mismo tiempo gra­ti­fi­cante hacerlo detrás de una reclinada de dos ruedas.
Nuestro objetivo era Dordretch, una ciu­­dad más pequeña y acogedora con el in­conve­niente de que no tenía camping. Antes aún debíamos tomar un barco al que por suerte llegamos a tiempo, aunque hubiera sido mejor coger el de vuelta a Rotterdam. No dejaba de pensar cómo haríamos para resolver nuestro problema económico.
El momento de espera por el barco fue muy divertido con nuestra pequeña jugando y cantando la canción infantil «Este puen­te va a caer». Es­tá­ba­mos contentos de ver­la tan feliz. Estaba aprendiendo mucho y a su corta edad.
El viaje en barco nos permitió relajarnos de la presión de la noche anterior. Esta vez teníamos más tiempo para encontrar un lugar donde dormir.
Nos quedamos muy sorprendidos al ver lo co­mún que era que la gente cogiera el barco montada en su bicicleta. Aquí, con los canales que hay, es muy sencillo desplazarse en barco y luego continuar en bicicleta, además de ser una manera muy económica de hacerlo.
Estábamos tan emocionados que tuvimos que pedirle a alguien que nos sacara una foto para re­cordar el momento. Se lo pedimos a una señora sin saber que la mujer no entendía la cámara por mucho que se lo explicáramos, pero al final lo conseguimos.

Avanzamos por aquel canal cruzándonos con enormes barcazas cargadas de mercancías hasta los topes mientras disfrutábamos del paseo. Ahora nos tocaba llegar a Dordretch y encontrar un lugar donde dormir.





Comentarios

Entradas populares de este blog

DEPORTES PRACTICADOS CON LA BICICLETA

Radball: fútbol en bicicleta Con el auge de las bicicletas de piñón fijo de los últimos tiempos, se están promoviendo otros usos deportivos como es el caso del polo y más compleja en cuanto a técnica como es el Fútbol-Bic i o Bicifútbol  El Ciclobol goza de una gran aceptación en páises como Alemania donde se conoce como Radball y cuenta con un campeonato mundial anual. Los partidos de Radball se juegan en un campo similar al de futbol-sala tanto por las dimensiones y las porterías como por el tipo de suelo (aunque en ocasiones también es posible ver partidos de Radball sobre césped). Esta práctica en equipo puede ser jugada en la modalidad de dos integrantes por equipo o con cinco ciclobolistas por equipo. Bicicleta Radball La bicicleta utilizada para la práctica del Radball es una bicicleta de piñón fijo con una corona pequeña a la que se ha incorporado un manillar alto (como de una BH de paseo) para facilitar los toques y chutes al balón que se realiz

FOTOS DE TRIKES RECLINADOS CONTRUIDOS EN CASA ( HOMEBUILTS RECUMBENT TRIKES )

He aquí una recopilación de fotos de trikes reclinados de personas que han construído un trike a lo largo y ancho del mundo; sin duda habrá más pero estas son una buena muestra del interés y las posibilidades que este vph puede abarcar. Son un tanto especiales y se ve el amor que se pone en su construcción, algo que pasa con las trikes por ser un vehículo único. Ahí va la muestra obtenida de la página: http://kb7mxu2.home.mindspring.com/trikes6.htm

LAS MEJORES FOTOS DE CICLOVIAJEROS POR EL MUNDO

Me he permitido hacer una recopilación(incompleta aún) de las mejores fotos que he encontrado de esos cicloviajeros que surcan el mundo con sus ruedas marcando su camino como la singladura de un barco,...sielncioso. Si despues de ver estas imágenes a uno no le quedan ganas de emprender el viaje...