CAPÍTULO 2: EL C. DE ZAANDAM

Con los últimos preparativos se tomaron las ultimas decisiones, llevábamos demasiada ropa así que empezamos a descartar, hicimos unas dos o tres revisiones más y comprobamos como lo llevaríamos. Y es que teníamos que llevar una trike que desmontándola completamente cogía en una mochila grande y el carro de Amelie que empaquetado cogía en otra caja grande. La ropa y las demás cosas iban en una mochila de senderismo y en las alforjas de la bici que las llevaríamos como maleta. Llevamos además una mochila de mano donde irían toda nuestra documentación (Dni de todos, carnet de conducir, la tarjeta sanitaria europea, libro de familia...), la cámara de fotos, la de vídeo, los móviles y los cargadores de todos ellos; llevábamos ademas los pañales de Amelie, las toallitas y la merienda para el viaje en el avión. En la caja grande del carro metimos la tienda de campaña los sacos de dormir y el portabultos de la trike que a partir de ahora llamaré Bucéfalo como el caballo de Alejandro Magno. Mi preocupacion era que cuando lo pasásemos por el aeropuerto no nos la admitiesen por el peso, pero es que no teníamos donde meter todas esas cosas que necesitábamos. Y también estaba bastante preocupado porque Bucéfalo llegara sin ningún daño pues la mochila no la protegía demasiado, por eso la envolví con muchos cartones para protegerla, sobre todo el cambio y las ruedas. Si algo llegaba roto iba a ser un gran problema.

Salíamos el día 7 de Septiembre, el cumple de Marylin y volveríamos el 26, el día de nuestro aniversario, 5 añitos y una buena manera de celebrarlo.

Llego el día esperado, nuestro vuelo salía de Oporto a las 16:45 y llegaba a Amsterdam a las 20:40, llevaríamos nuestro coche, no encontramos nadie que nos llevara, dejaríamos el coche en el aeropuerto sin saber que le podría pasar. A las 11:00 del 7 de Septiembre cogimos el coche que iba abarrotado de cosas camino a Oporto, fuimos con tranquilidad, sin desesperarnos con las carrteras portuguesas y sus señalizaciones, supongo que será cosa de acostumbrarse. Llegamos al aeropuerto despues de buscar un poco, sacamos las cosas y fui a aparcar; llegó la hora de facturar, temblamos un poco cuando facturando la caja grande un portugués nos pregunto que que era aquello, como diciendo que no lo podían llevar, respondimos los dos a la vez:" es el caro de la niña" y el portugués paració comprender que era para la bici, la recogió y se fue con ella.

A esperar el vuelo, llegó la hora y Amelie tuvo pis, fuimos a cambiarla rápidamente, cuando salimos ya entramos; estaban avisando, ultima llamada para entrar al avión, casi los últimos, por poco, menos mal que hubo otro chico que se había retrasado también. Fuimos en el último autobus de rocogida para el avión casi solos, fue mejor, más cómodo y cuando entramos en el avión habría mas de 200 personas todas apiñadas en sus asientos, un poco claustrofóbico. Íbamos a despegar y el piloto nos informó del viaje en portugués e inglés y se puso en marcha. La aventura mas cerca aún. Ya no había marcha atrás, en unas horas estarámos en Amsterdam y de alguna manera tendríamos que volver. El piloto nos volvió a informar de que en Holanda hacía algo de peor tiempo que en Portugal y que probablemente habría turbulencias, eso a Marylin no la tranquilizó nada. Despegamos, fascinante, las rías gallegas a kilómetros de altura y el puente de Rande , fue espectacular, luego por encima de las nubes.

Cuando íbamos llegando las nubes se hicieron más patentes y más oscuras, ufff, habíamos visto el tiempo y daba malo para los próximos tres días, en fin, el avión dio un pequeño salto en un momento determinado, parecían turbulencias y el piloto nos avisó de ello, pero la cosa fue a peor, empezaron a ser más fuertes y parecían como baches grandes hasta que de repente dio un salto y toda la gente del avión gritó al unisono, el piloto dijo algo en portugués al instante como si hubiera sido culpa suya el coger bache tan grande. Fue eso y no pasó nada más. Empezamos a descender y aterrizamos. Bien ya estábamos en Amsterdam, el aeropuerto mas grande de Europa, inmenso, para coger las maletas, caminando y caminando por cintas que nos transportaban. Por fin llegamos a la recogida del equipaje. Esperáramos encontrar a nuestros amigos que nos acogerían en su casa pero nos los vimos, bien, saldríamos y veríamos si nos habían venido a buscar. Antes aún tuvimos que esperar a que llegara nuestra caja, fue la última y vino por otra cinta, no cogía por la normal pero ya estaba allí. Salimos con nuestros carros y Peter (Peiter en Holandés) y Rosa de Villagarcía estaban allí. Todo estaba saliendo perfecto. En su furgoneta todo cogía perfecto, asi que emprendimos camino a su casa a unos 25km del aeropuerto en una localidad llamada Almere Haven o como ellos le llamaban "Puerto Almería". Amsterdam a simple vista y de noche parecía espectacular. En media hora llegamos a casa de nuestros nuevos amigos, Rosa nos hizo una cena aunque ellos ya lo habían hecho unas horas antes según acostumbran a hacer. Rosa era muy simpática, todo el tiempo riéndose a carcajadas y siempre muy positiva, era vegetariana y la verdad que cocinaba muy bien. Peiter era un tipo de lo mas simpático también, hablaba un poquito español y gallego, era muy gracioso escucharlo hablar: tranquilo señor, no pasa nada; en su acento holandés, pero con él nos entendíamos mejor en inglés. Estábamos encantados, nuestra primera noche en Holanda y todo iba de maravilla. amelie feliz con los perriños de la familia.

Después de cenar les contamos todos los detalles de lo que pensábamos hacer porque por facebook apenas habíamos podido contarles nada de nuestra aventura. Así fue como les contamos el viaje que haríamos y como compraríamos la trike de Marylin en Amsterdam. Ellos se ofrecieron a llevarnos para recogerla.

Previamente yo había contactado por email con una tienda de trikes en Holanda para comprarla allí y ahorrarnos el transporte en avión. El dueño se llamaba Gerhard, 20 días antes de ir a Amsterdam le comuniqué mi intención de comprar la Gekko FX y me dijo que en aquel momento no tenía ningún modelo en la tienda pero que no había problema que la tendría y para ello me pidió una fianza de 200€ que le envié. Le dije el día que llegaría y me envió un presupuesto de la trike con los 200€ restados.

Rosa llamando por lo de la trike

Rosa pensó que sería mejor llamar al dueño de la tienda aquella noche para intermediar por nosotros por lo del idioma y así avisarle de que al día siguiente ya pasaríamos a recogerla. Hablaron en holandés, yo no entendía nada pero al acabar Rosa me dice que no tiene la trike. ¿Como?, tenía que tenerla, le envié el dinero y me envió los documentos y en todo momento me había dicho que la tendría . Quedamos a la mañana siguiente de ir a hablar con el de la tienda. Rosa estaba pensando incluso en no ir a trabajar para acompañarnos, al final nos acompañó Peiter. La tienda quedaba a las afueras de Amsterdam en una zona llamada Zaandam a más o menos media hora en coche.

Salimos a eso de las 11 de la mañana, cuando llegamos nos atendió un hombre rubio de unos 45 años y de cara impertérrita y satisfecha. Le comunicamos que veníamos por lo de la trike y que la necesitamos, que tenía que moverse para conseguirla que nosotros teníamos que emprender nuestro viaje.

Peiter y el estuvieron hablando por lo menos media hora y Gerhard que así se llamaba el tipo decía qe no la tenía y al parecer tampoco la había pedido a Alemania. ¿ Qué pasaba? Le mando el dinero, me dice que la tendrá y no la tiene. Nos dice además que tardará dos semanas. ¿Dos semanas? Este tío quiere jodernos las vacaciones. Lo presionamos y llama a Alemania, cuando termina nos dice que como mucho tarda una semana, nos es imposible, Marylin no sabe que cara poner , yo tampoco y aún por encima nos quiere vender unas antiguallas que tiene allí y que no es capaz de vender a nadie. Yo las miro y le digo que no, que yo quiero la que le pedí, se lo digo en inglés, me entiende pero pasa de mi. Como no queremos otra y la otra no la tiene le pedimos que nos devuelva la fianza. Estupefactos Peiter nos traduce que tampoco nos devuelve el dinero. Increíble, así es como Gerhard pasó poco a poco de llamarse Gerhard a llamarse "el cabrón de Zaandam", bautizado por Peiter y demostrando su dominio de los tacos que más apropiados le caían a este sujeto. Peiter y "él cabrón de Zaandam" aun tuvieron una larga discusión de la que nos despedimos con caras largas y sin nuestra trike. Por un momento pensé en cargar con una de las nuevas de más de 3000 euros que allí tenía y llevármela, eso o..., en fin...

...Continuará.

Por el último amanecer.